lunes, 22 de octubre de 2018

México: Carlos López López sobre AMLO y el MORENA

MÉXICO EN LA ENCRUCIJADA

Los desafíos de Manuel López Obrador y el Morena

El nuevo presidente representa la esperanza del pueblo mexicano, pero también de toda América Latina, hoy territorio en disputa con las derechas.

Por Carlos López López*

La eleccion en México de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el pasado 1 de julio, nos demuestra que posiciones políticas consecuentes pueden llegar a ganar elecciones de modo tan contundente que no pudieron instrumentar fraude, como ya lo habian hecho en comicios anteriores.

El desafío que tiene el futuro gobierno de MORENA (Movimento de Regeneración Nacional) y sus aliados es demostrar, en la práctica, que surge de un movimiento nacional de raigambre popular. Deberá romper con la lógica de que es “populista” en el sentido peyorativo del concepto; es decir, que se comportará “demagógicamente” con las demandas de la sociedad mexicana. Los sectores de derecha afirman que un presidente es “demagogo” si inclina el fiel de la balanza en una más justa distribución de los bienes.


El caudal de votos, la alegría clara y templada del pueblo mexicano, es el fundamento del respaldo hacia López Obrador y la alianza electoral “Juntos haremos historia”. Bien, de eso se trata, de hacer historia.

El programa de gobierno del presidente electo ha puesto en jaque a las burocracias estatales instaladas en los gobiernos del PRI, del PAN y del PRD que siempre trataron y tratarán de que nada cambie. Estas ideas también anidan en algún sector del MORENA, sobre todo de aquellos que han arribado al movimiento al calor de las elecciones, que se inclinan por donde “calienta el sol”.

La desbandada de las viejas estructuras fue de tipo camaleónico que opta por integrarse a MORENA. Por eso se debió suspender temporalmente la afiliación a dicho partido: para evitar la avalancha de posibles partidarios que no estaban imbuidos de los principios expuestos por López Obrador, que como recordamos son: “no robar, no mentir, no traicionar al pueblo”. Esperemos que estos arribistas no neutralicen el plan trabajado por AMLO y sus asesores para transformar la realidad que hoy vive México.

“AMLO debe ser el contrapeso diplomático e ideológico de la derecha continental más anacrónica y reaccionaria”.

Cabe senalar que, con la conducción de Rafael Barajas, alias “el fisgón”, que es un caricaturista, pintor, escritor y militante del MORENA, ha quedado constituida la escuela de formación de cuadros, siempre necesaria, pero ahora a las vísperas de ejercer el gobierno resulta más imprescindible instrumentar. Bien vale recordar que MORENA fue creado, hace pocos años, como asociación civil en el 2011, para quedar registrado como partido político con personería jurídica en el 2014.

La moral del pueblo mexicano se muestra vigorosa en el respaldo a López Obrador, este sentimiento esperamos interpele a los movimientos políticos y sociales de toda Latinoamérica, donde nuevamente líderes y lideresas políticas puedan ser futuros gobernantes de esos países, hoy acechados por el fascismo y la derecha que se ha encaramado en el poder para beneficio de los intereses de unos pocos muy ricos. La continuidad y hegemonía del neoliberalismo en México se ve afectada por la presencia de MORENA, es más, creemos que esto incidirá en la región y será un faro para observar desde todo el mundo.

Es útil recordar algunas de las propuestas del Plan propuesto por MORENA, para el próximo gobierno:

* El Nuevo Gobierno Democrático propone establecer una política exterior de Estado que cuente con el apoyo de los diferentes poderes de la Unión y sociedad civil, basada en lo suscripto en el Artículo 89 de la Constitución.

* Los objetivos regionales estarán orientados respecto a las relaciones bilaterales con América del Norte, América Latina y el Caribe, Europa, Asia, Medio Oriente y África.

* En lo que respecta a América del Norte, se propone un nuevo diálogo en defensa de los mexicanos y una cooperación en pro del desarrollo. Entre los temas principales se encuentra la defensa de la Soberanía Nacional, el Tratado de Libre Comercio, Seguridad Nacional y combate al crimen organizado.

* Se propone actuar coordinadamente con otros países latinoamericanos en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños —CELAC—, con la Unión Europea y con el sistema de Naciones Unidas.

* La política multilateral del Nuevo Gobierno Democrático estará basada en la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con una visión de cooperación internacional, y énfasis en el desarrollo y la seguridad humana.

* México continuará participando en las operaciones de la Organización de las Naciones Unidas para mantener la paz mundial. Asimismo, mantendrá su candidatura para ocupar un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en el periodo 2020-2021.

* La promoción y protección de los derechos humanos en México y en el mundo será uno de los hilos conductores de la política exterior del gobierno.

* En materia del combate al cambio climático y la preservación de la biodiversidad, se mantiene firme el compromiso con el cumplimiento del Acuerdo de París, tanto a nivel nacional como global.

* El inicio del próximo gobierno coincidirá con la conclusión de las negociaciones en el marco de Naciones Unidas, con el fin de lograr un Pacto Global para una Migración segura, ordenada y regular.

Se fortalecerá el papel de la SRE como coordinadora de la acción de México en el exterior. Se nombrará a los funcionarios capaces al frente de las embajadas y consulados, y se alentará la formación y capacitación constantes.

López Obrador se perfila no sólo como gobernante sino como un líder en México y, tal vez, si así lo decide, en América Latina y el mundo. Puede llenar el vacío de poder que vive la región, al promover una agenda de justicia social, distribución de la riqueza, combate a la pobreza y mejores términos de negociación con Estados Unidos y otras potencias, temas, todos ellos, que importan a las naciones latinoamericanas. López Obrador también ha afirmado que la mejor política exterior es la política nacional, esto es, lo que se hace dentro del país. Ha sugerido poner orden interno para que México pueda tener una cabal proyección global.


Por primera vez también, el presidente electo mexicano no visitó Washington de inmediato para rendir pleitesía al gobierno de ese país y a las instituciones financieras internacionales que funcionan en la capital imperial, como era la costumbre en el pasado. Al contrario, fue el gobierno de Trump quien solicitó una reunión y envió el 13 de julio pasado, al secretario de Estado Mike Pompeo, que fue a Ciudad de México a reunirse con el mandatario electo.

Pero el mayor esfuerzo del nuevo presidente se orientará a buscar la solución del conflicto interno del país, a partir del reforzamiento de un sistema de administración de justicia que aporte estabilidad a la gestión de gobierno, con el criterio de que la “mejor política exterior es una buena política interior”, abocarse a la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Con relación a América Latina y el Caribe, es probable que México retome los tradicionales lazos de amistad y cooperación abandonados durante los gobiernos de Fox, Calderón y Pena Nieto, e incluso se le dé un carácter prioritario buscando establecer programas de largo plazo, desarrollando políticas conjuntas ante problemas comunes como seguridad, combate de hechos ilícitos y congruencia en el trato a los migrantes.

En la medida que México vaya resolviendo sus problemas internos referidos a la violencia y el narcotráfico, podrá recobrar su presencia tradicional en el mundo y en los entes multilaterales, recuperando su aporte a la solución de los problemas globales en temas como pobreza, migración, calentamiento global, discriminación, derechos humanos, combate a las epidemias, seguridad colectiva, armamentismo y lucha por la paz. Por lo que se sabe México está optando por un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad, en el periodo 2020-2021, para lo cual, esperemos, tendrá el apoyo unánime de América Latina y el Caribe.

Ha expresado López Obrador: “Seremos fieles a nuestra tradición de política exterior fincada en el respeto, la amistad, la paz y la cooperación entre los pueblos y gobiernos del mundo”. Cabe señalar que el 23 de agosto se realizó una reunión en las oficinas que ocupa López Obrador, con embajadores de Centro, Sudamérica y el Caribe, con el objeto de delinear las relaciones y el interés del próximo gobierno en la región.

En los años de apogeo del nacionalismo revolucionario, México desplegó una política exterior muy activa en América Latina: respaldo el Movimiento de los No Alineados durante la Guerra Fría, impulso la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados en las Naciones Unidas, recibió a miles de exiliados de las dictaduras militares del Cono Sur, respaldo a Salvador Allende en Chile, a Fidel Castro en Cuba, a Omar Torrijos en Panamá y a los sandinistas en Nicaragua y contribuyo a negociar la paz en Centroamérica por medio del Grupo Contadora. Por lo tanto, si es fiel a esa tradición, López Obrador podría optar por participar en los debates regionales sobre las crisis del continente.

“Romper con la lógica del individualismo y fomentar la cultura del trabajo serán metas a cumplir”.

La recuperación política de la derecha en los últimos años, con los triunfos electorales de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile e Iván Duque en Colombia, que podría lograr su impulso definitivo con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil, complicará aún más el entramado regional. Si esa derecha —que especialmente en Brasil es más neoconservadora que neoliberal— logra hacer alianza con el presidente estadounidense Donald Trump, impulsará una agenda latinoamericana, donde el papel de México en la región podría verse doblemente amenazado: como socio de Estados Unidos y Canadá y como agente de equilibrio en America Latina. Con ese efecto de contrapeso a una hegemonía continental de la derecha López Obrador corre el riesgo de quedar entrampado en falsas disyuntivas.

Concluyendo, López Obrador, como mandatario democrático de izquierda, debe ser el contrapeso diplomático e ideológico de la derecha continental más anacrónica y reaccionaria. En el caso de que se conforme dicho bloque de derecha latinoamericana en alianza con Estados Unidos es muy probable que se decida incrementar la presión sobre los regímenes de izquierda en Cuba, Venezuela y Nicaragua, al punto de contemplar “intervenciones humanitarias”. En ese escenario, México seguramente se opondrá.

Debemos reiterar el sustento de AMLO sobre una política interior sólida que atienda primero a sus compatriotas, generara prestigio y reconocimiento a la política exterior de México. Las grandes coordenadas a decir de AMLO en materia internacional, serán: abarcar un mayor espectro de naciones, la defensa del interés nacional, así como los acercamientos clave en la actual coyuntura política. Sosteniendo que la política exterior de su gobierno abarcara más territorios y no sólo una relación bilateral con Estados Unidos.

El desafío recién comienza, o profundizamos los derechos de la población o seguimos respaldando los intereses de la oligarquía nativa y las corporaciones transnacionales. Romper con la lógica del individualismo y fomentar la cultura del trabajo serán metas a cumplir.

En toda la región, también en México, tenemos la disyuntiva de hierro de producir el desarrollo y la inclusión de amplios sectores que durante décadas han sido los excluidos y perjudicados del sistema.

Estamos pues en un laberinto a resolver. De un laberinto se sale por arriba. La frase, muy conocida, expresa la sabiduría popular de uno de nuestros mejores pensadores. La disyuntiva que tiene MORENA ha llevado a una encrucijada difícil de resolver.

Poder y corrupción, ¿van unidos? Donde hay poder existe la posibilidad que la corrupción continúe instalada, y ese continuar será inversamente proporcional al grado de control que se pudiera ejercer. Y es de lo que se trata, de instrumentar mecanismos de control para que la corrupción sea de la mínima existencia y en el mejor de los casos nula.

En varias instituciones que conforman el Estado Mexicano se han venido sedimentando estratos geológicos de agentes gubernamentales, que han sido participes de los sucesivos gobiernos. Afinidad ideológica o de intereses particulares han dado sustento a acciones reñidas con la democracia, la ética, la protección del bien común, el resguardo de los intereses nacionales y han dado intervenido en contra de las expectativas populares.

¿Cómo se sale de este laberinto? Como corresponde, por arriba impulsado por el resguardo de los intereses de la Nación y sostenido en la alegría popular. Este es en definitiva el desafío de López Obrador, su equipo, MORENA y el pueblo todo de México. ◊

*Militante Nacional y Popular, Director OPEIR (Observatorio Parlamentario y Electoral para la Integración Regional), Bloque Frente para la Victoria-PJ, Cámara de Diputados de la Nación.

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Columna publicada en la revista semanal Contraeditorial, Año 2, nro. 28, viernes 19 de octubre de 2018.

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